En medio de la tensión en el Caribe por la política belicista de los Estados Unidos (EEUU), el representante permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), embajador Samuel Moncada, solicitó este viernes al Consejo de Seguridad de este organismo, reunido en Nueva York, que “cumpla con el mandato encomendado por la Carta de las Naciones Unidas y que evite una catástrofe que pueda convulsionar a toda la región por generaciones”.
Bajo el principio de la paz que caracteriza la política de Estado venezolana, el diplomático pidió, en primer lugar, que se “determine la existencia de una amenaza a la paz y a la seguridad internacionales por la actual escalada militar del Gobierno de los Estados Unidos en el Caribe”.
En segundo lugar, solicitó la adopción de “medidas necesarias para evitar que la situación sobre el terreno se agrave aún más” y, por último -como tercer punto-, instó a todos los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU -incluyendo a EEUU (miembro permanente)- a que se “comprometan a respetar la soberanía, la independencia y la integridad territorial de la República Bolivariana de Venezuela”.
“Solo estamos pidiendo el respeto de la Carta de las Naciones Unidas, que todos los Estados en este Consejo de Seguridad se comprometieron a cumplir. La puesta en marcha de estas acciones sería una garantía para desactivar de manera inmediata la amenaza en nuestra región. Todos necesitamos la paz, incluido los Estados Unidos”, enfatizó Moncada.
El representante permanente recordó que, durante años, el gobierno de EEUU ha venido desarrollando una campaña de propaganda y desinformación contra Venezuela, ejecutando en la actualidad un creciente despliegue de fuerzas militares a escasas millas de las costas venezolanas.
La escalada militar -prosigue Moncada- “consiste en la movilización ofensiva de más de 10.000 efectivos militares, de aviones de combate, de destructores misilísticos y cruceros lanzamisiles, de tropas de asalto, de activos utilizados en operaciones especiales y en misiones encubiertas e, incluso, de un submarino nuclear”.
Bajo esta narrativa, sentenció que las “acciones y la retórica del gobierno estadounidense señalan objetivamente que estamos ante una situación en la cual es racional pensar que, en el muy corto plazo, se ejecutará un ataque armado contra Venezuela”.
“Existe otra peligrosa adicción de la que nadie habla, se trata de la adicción al petróleo. Estados Unidos está desesperado por controlar todas las fuentes de petróleo del mundo y cree que el crudo de Venezuela les pertenece. Su adicción desesperada lo lleva a violar toda norma del Derecho Internacional, pero este es el momento de evitar una guerra contra Venezuela”, aseguró el embajador, haciendo referencia a que la administración de Donald Trump quiere instalar un régimen títere en Caracas.
Sin embargo, pese a las pretensiones belicistas, el diplomático advirtió que los venezolanos no ceden ante el chantaje y que quienes confunden intención de diálogo con debilidad están equivocados, porque si Venezuela es atacada, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro se reservará el derecho legítimo de responder.