La Cumbre de los Pueblos por la Paz y en Contra de la Guerra, propuesta por Venezuela, busca ser una herramienta para contrarrestar el neocolonialismo y promover la paz. La iniciativa de este encuentro se enfoca en fortalecer las corrientes revolucionarias y crear un frente de batalla por la paz global, destacó el ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Yván Gil, durante la instalación del evento realizado en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño de Caracas.
“Debemos crear un gran frente que nos permita organizarnos, enfrentar y vencer esta batalla hegemónica que busca dominar a los pueblos de América. Hemos enfrentado sabotajes, golpes de Estado, manipulaciones mediáticas, robos de activos, congelación de cuentas en el exterior y el acceso a las vacunas durante la pandemia del Covid-19”, aseguró.
El titular de Relaciones Exteriores, ratificó que esta cumbre apoya la causa justa y humana con los pueblos del medio oriente y citó las palabras del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, donde afirma: “Palestina, es una causa de la humanidad, de justicia, derecho, soberanía y libertad”.
En este contexto, los países integrantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos también respaldaron la iniciativa y agregaron que se debe “detener de manera inmediata el genocidio en contra del pueblo palestino, y avanzar en la consolidación de su soberanía.
“Esta jornada busca ofrecer una plataforma para la discusión y la acción colectiva que permitan mantenerse firmes en salvar a la humanidad de las múltiples formas de agresión del fascismo”, precisó el secretario Ejecutivo del ALBA-TCP, Rander Peña.
Respecto a los comicios municipales pautados para el 27 de julio, en conjunto con la Consulta Popular de la Juventud, el Canciller, afirmó que 570 delegados internacionales estarán presentes en el país para presenciar el civismo y la participación democrática del pueblo venezolano en estas elecciones.
La Cumbre de los Pueblos por la Paz y contra la Guerra en Caracas representa un faro de esperanza en un mundo convulsionado, organizaciones sociales y frentes de batallas se han unido con un propósito claro, construir un futuro libre de violencia y opresión.
